EL BURGO -
MONUMENTOS PRINCIPALES
ACEQUIA DEL MOLINO
-
VOLVER
Esta antigua acequia medieval que abastecía de agua a un molino de harina, hoy en
ruinas, discurre a lo largo de la ribera del Rio Turón. Llamado Río de El Burgo
desde su nacimiento hasta el pueblo, cambia su nombre una vez lo rebasa con sus
limpias aguas y su exuberante ribera. No se puede imaginar la existencia de El Burgo
sin el río. El ha hecho posible que, desde siempre, sea un pueblo agrícola y que la
única industria fuera la movida por la fuerza del agua, los molinos. Actualmente lo
abastece de agua potable.
De la acequia sólo se conservan algunos restos del viejo trazado, el cual conducía
el agua hasta el antiguo molino hidráulico medieval denominado “La Fábrica de
Harina” y, más recientemente, “La Fábrica de Salvador”.
Solían trabajar en este molino unas tres personas ,casi siempre los más pobres, a
los que se les ofrecía la comida diaria y algunas monedas al final de la jornada.
El precio estipulado que se cobraba por moler el trigo dependía de los molinos y sus
dueños. El molinero se quedaba con 3 Kg. por cada fanega. Trabajaban durante todo el
año y el trigo, la harina y el afrecho eran transportados por los animales de carga
y los arrieros.
En el Burgo existieron 4 molinos harineros (Molino de la Fuensanta, el Molino de
Salvador y dos más en los Bujeos).
Para saber si la harina era de buena calidad, el molinero viejo en su noble oficio,
solo por el olor, averiguaba si se quemaba o por el contrario todo marchaba bien. En
caso de "quemarse" la harina, el molinero usaba el "aliviador' que, por medio de una
manivela y una tuerca, enrollaba una cadena que a su vez tiraba de un "Tablón"
provocando la separación en unos milímetros de las piedras que molían el trigo,
consiguiendo que el roce de las mismas fuera más ligero.
Hoy día todo es un fugaz recuerdo; los viejos molinos, o lo que queda de ellos, nos
hacen reflexionar sobre sus dueños, el trabajo y las conversaciones entre arrieros
que llegaban y se marchaban: Algo de nuestra historia desapareció , sirviéndonos
como recuerdo el esfuerzo de aquellos hombres y mujeres que con su arrojo
contribuyeron al desarrollo de una sociedad rural.
ERMITA DE SAN SEBASTIÁN
-
VOLVER
Las Ermitas suelen ser edificios humildes dedicados generalmente al culto de un
santo determinado y construidas en las afueras de las ciudades-fortaleza árabes en
las zonas reconquistadas. Estaban destinadas al culto para los moriscos y los
caminantes, puesto que los cristianos acudían generalmente a las Iglesias. Los
moriscos, árabes conversos y por tanto no expulsados de España, eran adoctrinados en
ellas pues existía la posibilidad de que “no fueran conversos de corazón”.
Cuando es reconquistado por los Reyes Católicos, El Burgo es repoblado por
“cristianos viejos” para asegurar la implantación del cristianismo en uno de los
últimos reductos de población eminentemente musulmana. Para ser catalogado como
“cristiano viejo” no se debía tener sangre mora ni judía hasta abuelos paternos y
maternos incluidos. El ser “cristiano viejo” conllevaba numerosas prerrogativas, por
lo que, en situaciones de características importantes, como ser nombrado caballero
de la Orden de Santiago o de Calatrava, o el simple hecho de querer ser Sacerdote,
se recurría en ocasiones a los llamados “expedientes de limpieza de sangre”, que
eran comprobaciones vía numerosos testigos de que quien era investigado fuese
“limpio de todo linaje de vecindad moro o judío”.
La Ermita de San Sebastián fue levantada en la colina al lado del cementerio a
finales del S. XV, poco después de la conquista por los Reyes Católicos. Tiene un
sencillo templete muy reformado que conserva la portada Gótica de piedra. Se la
denominó así por la gran devoción que le tenía la Reina Católica a dicho Santo. En
el siglo XIX era lugar de citación para comunicar a los vecinos asuntos graves, los
cuales eran previamente citados al toque de arrebato. Hoy, casi en ruinas, nos trae
al recuerdo los esfuerzos de los antiguos y nuevos pobladores de esta maravillosa
tierra por permanecer en ella.
IGLESIA DE SAN AGUSTIN
-
VOLVER
La Iglesia de San Agustín se construyó entre 1950 y 1952 en la Calle Teniente
Coronel Corrales, hoy Calle Enmedio.
El párroco de por aquellos entonces, D. Vicente Pérez Marañón, apoyado por vecinos
decidió construir dicha iglesia en un terreno ocupado por dos casas, concretamente
la de Dña. Remedios Chicón y la de “los Crespos” mientras que el salón parroquial,
patio y “casa del cura” se realizaron en un molino de aceite muy antiguo que ya no
era rentable, el cual daba a la actual calle mesones.
De pleno en una posguerra, los fondos eran escasos, como es lógico, tanto a nivel
local como provincial, pero el párroco promotor, insistente en su empresa, llegó por
dos veces a pedirle fondos a Francisco Franco. Con un poco de acá y de allá, más
cesiones como la de Dña. Consuelo Pérez para el Retablo y otras donaciones de otros
burgueños para el techo de la iglesia (mujer de Don Bartolo) y la contribución en el
trabajo de la mayoría de los vecinos, los cuales traían la arena del río y la cal de
las tres caleras que se echaron en la Cancha de la Luna, la parroquia se levantó.
El objeto de esta iglesia, no era ni mucho menos, sustituir a la Iglesia de la
Encarnación, situada en la Villa, sino acercar los actos litúrgicos a las persona
más mayores y con más dificultades para andar y más alejadas de la plaza más alta
del pueblo.
La iglesia se terminó totalmente, pero el patio y la “casa del cura” no. En ese
patio jugaban dos niños de unos 12 años, los cuales, se encontraron una bolita de
hierro, se fueron a jugar a otro lugar, a la Calle del Porrillo y allí tiraron de la
anilla: uno de ellos murió y el otro quedó mal herido. Evidentemente, era un
vestigio de la Guerra Civil. Diez días más tarde, la parroquia se inauguró,
concretamente el 27/04/1952, con una gran fiesta y su correspondiente corrida de
toros.
Destacamos de la iglesia su Retablo, el Corazón de Jesús en el campanario, San
Agustín, La Virgen de Fátima, San José y el Crucificado.
Los párrocos que han pasado por esta iglesia, por orden cronológico son: D. Vicente
Pérez , D. Mariano Porras, Antonio Hoyos, D. Francisco García, D. Salvador Benítez,
D. Jesús Martinez y D. Rafael Vivanco.
La Fuensanta y Los
Sauces
-
VOLVER
En medio de un fabuloso paisaje y en el interior del Parque Natural de la Sierra de
las Nieves se encuentran estas dos áreas recreativas totalmente equipadas para pasar
un estupendo día en total contacto con la naturaleza. En la Fuensanta, un antiguo
molino adaptado como albergue, preside una bonita chopera a cuya sombra mesas,
barbacoas, servicios y abundante agua permiten una confortable estancia. A este
lugar acuden los burgueños a celebrar la romería de la Virgen de las Nieves.
Monumento al Guarda
Forestal
-
VOLVER
Ubicado en un lugar con soberbias vistas sobre el valle del río Turón y la Sierra de
las Nieves, este mirador es de parada obligatoria en el camino hacia Ronda. Para
conmemorar el primer centenario del cuerpo de guardas forestales , en 1977 se
instaló la estatua de un guarda que adentra a un niño en la belleza de estas
tierras, simbolizando el legado que debemos dejar a las generaciones futuras.
Pasos Largos
-
VOLVER
Dicen los cronistas que Juan José Mingolla Gallardo, conocido como
Pasos Largos, fue el último bandolero andaluz. Juan nació en El Burgo en 1873 y fue
el menor de una familia de tres hermanos, dedicada al cultivo de un pedazo de tierra
en el Puerto de los Empedrados y que regentaba una pequeña venta de arrieros en la
sierra rondeña.
Tras la muerte de su padre es enviado a Cuba, donde sufre los rigores de la derrota
colonial española. A su vuelta, comienza a practicar la caza furtiva y es perseguido
por los civiles, a los que burla gracias a su profundo conocimiento de la sierra.
Un mal día, en un ataque de ira y venganza, mata a dos personas de una misma familia
que le habían denunciado y después de vagar por los montes durante meses, en 1916 es
capturado y encerrado de por vida en prisión, primero en Figueras y más tarde en el
Puerto de Santa María. Enfermo de tuberculosis, es indultado por la República en
1932, tras lo cual regresa a El Burgo y comienza de nuevo su vida de furtivo por
aquellas sierras que le atraían desde su infancia.
De nuevo fue detenido como cazador furtivo, después de una corta estancia en la
cárcel de Ronda. Vuelve de nuevo a la Sierra y roba en el cortijo de Lifa una
escopeta y aparece otra vez su ansia de odio y rabia contra todos; empieza a robar y
a a ser perseguido de nuevo por la Guardia Civil.
Según cuenta García Blanco, en sus últimos tiempos, por no ver demasiado, se dedica
a la caza con cepos. Una vez, un cepero compañero de trabajo quiso traicionarle. Su
muerte en la cueva de Sopalmillo es un misterio, pues oficialmente fue en un
enfrentamiento con la guardia civil mientras que para otros fue la consecuencia de
una traición. Lo cierto es que, el 17 de marzo del año 1934, muere el último
bandolero de la Serranía.
PUENTE ROMANO
-
VOLVER
Aunque los puentes romanos más antiguos de los que tenemos noticia fueron de madera,
los ingenieros romanos mostraron su maestría en la construcción de puentes de
piedra, como es el del caso que nos ocupa, el denominado, “Puente Málaga”.
Su diseño consiste en un arco de medio punto apoyado sobre pilares alineados. Encima
de esta estructura de arco discurre la vía que salva el río.
La construcción del puente empezaba por los cimientos, una vez seleccionado el
terreno más firme y comprobada la resistencia del subsuelo. El problema más
importante con el que se encontraron fue el agua del Río Turón. Para resolverlo
utilizaban ataguías (cilindros en los que se trabajaba sin agua). En el interior de
las ataguías procedieron a la construcción de los pilares. Los canteros los
construían hasta el nivel de las impostas, repisas salientes que marcaban el
comienzo del arco. Dejaban entonces paso, durante algún tiempo, a los carpinteros
que colocaban las cimbras, la tablazón que servía de apoyo a la construcción del
arco y se retiraba una vez terminado. Sobre la cimbra se construía el arco,
disponiendo las dovelas hasta completar la curva. Terminado el arco, se finalizaba
la superficie de la calzada, se construían las enjutas, se levantaban los parapetos
para la seguridad de los usuarios y se consagraba el puente por el pontífice.
Este puente era y es esencial ya que fue el punto de paso desde Iluro (Álora) hasta
Arunda (Ronda), constituyendo una de las principales Vías Romanas en la Provincia de
Málaga, que conectaba Málaga con el interior y más concretamente con la Vía Augusta.
Gracias a las reconstrucciones de los siglos XVII, XVIII y la del último cuarto del
siglo XX del puente de origen romano, se puede seguir cruzando el Río Turón para
acceder a Málaga, como lo hacían el ejército romano, patricios, plebeyos y esclavos
hace varios milenios y estar comunicado con el resto de Baetica.
IGLESIA DE LA ENCARNACIÓN
-
VOLVER
Levantada sobre una antigua mezquita en el
siglo XVI, se sitúa en el punto más elevado
del casco urbano de El Burgo. De estilo
gótico mudéjar, este precioso templo consta
de tres naves separadas por pilares
achaflanados y arcos apuntados con alfiz,
armadura de madera en la nave central,
recubierta con bóveda de medio cañón
renacentista.
Posee un balcón colgante que ofrece
imponentes vistas de la sierra de las
Cabrillas y de los campos de El Burgo
atravesados por el río Turón.
|